La palabra es una forma de energía vital que podemos poner al servicio de la vida o en su contra. Existe una conexión entre pensamiento y palabra, entre mentalidad y fisiología del ser humano. Un solo minuto entretejiendo pensamientos negativos deja a nuestro sistema inmunitario en una situación delicada durante horas.
Cuidar la forma en que nos comunicamos es una vía muy eficaz para que aflore tanto lo mejor de uno mismo como de los demás. Las palabras pueden sembrar la paz o la discordia...Las palabras son poderosas porque pueden ser fuente de crecimiento y consuelo, o de sufrimiento y bloqueo. Por este motivo, conviene utilizarlas bien y no hablar por hablar y sin pensar. Se trata de que lo que digamos tenga su raíz en el silencio, en el pensamiento reflexivo y en el corazón. Tan solo así la comunicación cumplirá su finalidad: abrir puertas y ventanas a la experiencia y a la vida. De ese modo podremos conocernos a nosotros mismos y reconocer a los demás.
Cuidar la forma en que nos comunicamos es una vía muy eficaz para que aflore tanto lo mejor de uno mismo como de los demás. Las palabras pueden sembrar la paz o la discordia...Las palabras son poderosas porque pueden ser fuente de crecimiento y consuelo, o de sufrimiento y bloqueo. Por este motivo, conviene utilizarlas bien y no hablar por hablar y sin pensar. Se trata de que lo que digamos tenga su raíz en el silencio, en el pensamiento reflexivo y en el corazón. Tan solo así la comunicación cumplirá su finalidad: abrir puertas y ventanas a la experiencia y a la vida. De ese modo podremos conocernos a nosotros mismos y reconocer a los demás.
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