Decimos adios... se acabó el frenesí del verano y del buen tiempo, para dar la bienvenida al otoño, es una de las estaciones más bellas que cada año en estas fechas podemos disfrutar.
Estación propicia para pensar y disfrutar, perfecta para observar la belleza de la naturaleza, mirar através de las ventanas viendo la lluvia caer, y mientras pararse a soñar y a recordar.
Si hay algo bonito del otoño es la variedad de colores que nos ofrece, la transformación de la naturaleza no nos suele dejar nunca indiferentes, nos asombra a la vez que disfrutamos de esos colores tan hermosos que nos llegan al alma.
Si hay algo bonito del otoño es la variedad de colores que nos ofrece, la transformación de la naturaleza no nos suele dejar nunca indiferentes, nos asombra a la vez que disfrutamos de esos colores tan hermosos que nos llegan al alma.
Los colores cálidos nos aportan serenidad, paz, armonía y nos transportan al pasado trayendo a nuestra memoria recuerdos que llenan nuestro corazón de una dulce añoranza. Me gusta pasear por esos jardines, parques y bosques, recreando mis sentidos.
Con la vista, cada árbol parece único en su expresión de esa transformación, a través de esa explosión de colores. Si cierro los ojos, me llega el olor tan especial de bosque húmedo, setas y de ese musgo que vive en cada rincón del bosque, la calma solo rota alguna vez por el canto de algún pajarillo o por la caída de alguna hoja.
Con la vista, cada árbol parece único en su expresión de esa transformación, a través de esa explosión de colores. Si cierro los ojos, me llega el olor tan especial de bosque húmedo, setas y de ese musgo que vive en cada rincón del bosque, la calma solo rota alguna vez por el canto de algún pajarillo o por la caída de alguna hoja.
Y por todo eso y más... espero sonriendo a que llegue mí amado otoño.
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