Nuestra actitud ante la vida no tiene que depender del exterior, sino sobre todo de nuestro interior. Los seres humanos encerramos en nuestro interior toda posibilidad de respuesta y la capacidad de obrar, transformar y crear. De nosotros depende permitir que los acontecimientos, o el estado de ánimo influyan en nuestra conducta. Las situaciones no son, por sí mismas, ni positivas ni negativas. Somos nosotros quienes decidimos.
Esto tiene mucho sentido ya que va a depender totalmente de nosotros el que nuestra conducta hacia las diferentes situaciones de la vida nos supere o no por los acontecimientos que nos pueden acontecer en el día a día.
Tenemos que saber encajar las situaciones que nos van a ocurrir a lo largo de nuestra vida que por si solas no son, ni mejor ni peor; todo depende de la actitud con la que las percibamos y asumamos. Las actitudes se aprenden, es decir, no son innatas en nosotros, por lo tanto, pueden ser inducidas, manipuladas y modificadas.
Antes de nada, uno tiene que plantearse la siguiente pregunta ¿mi actitud ante esta situación es la correcta? Tenemos que tener espíritu crítico y analizar a qué se debe la misma. Si por un casual vemos que estamos equivocados en la forma de percibir esa situación, tendremos que saber rectificar la misma y no dejarnos llevar por el orgullo, que es la gran perdición de la raza humana.
Esto tiene mucho sentido ya que va a depender totalmente de nosotros el que nuestra conducta hacia las diferentes situaciones de la vida nos supere o no por los acontecimientos que nos pueden acontecer en el día a día.
Tenemos que saber encajar las situaciones que nos van a ocurrir a lo largo de nuestra vida que por si solas no son, ni mejor ni peor; todo depende de la actitud con la que las percibamos y asumamos. Las actitudes se aprenden, es decir, no son innatas en nosotros, por lo tanto, pueden ser inducidas, manipuladas y modificadas.
Antes de nada, uno tiene que plantearse la siguiente pregunta ¿mi actitud ante esta situación es la correcta? Tenemos que tener espíritu crítico y analizar a qué se debe la misma. Si por un casual vemos que estamos equivocados en la forma de percibir esa situación, tendremos que saber rectificar la misma y no dejarnos llevar por el orgullo, que es la gran perdición de la raza humana.